El
Greñicas fue el bandolero más temido por los habitantes de la zona. Sus fechorías
las cometía con la complicidad de su cuñado Ramón Aznar. Constantemente
intimidaron a muchos vecinos a quienes pedían dinero, en teoría para abandonar
el país, como a D. Jerónimo Balduque, José Carral, Lucas Quilez o Juan Villariz.
Sirva
como ejemplo que Juan Espés escribe una carta a Francisco Sánchez donde le
indica que hable con algunos de los amigos para recogerle alguna cantidad de
dinero para ponerse a salvo y retirarse de la tierra para no volver. Días
después escribe otra carta a Lucas Quílez en la que le decía que le suponía
enterado de lo hablado con D. Francisco el Abogado, a quien había escrito para
que recogiese lo que pudiera entre los amigos, y pensaba que él sería uno de
ellos, así que confiaba en algo; así es, que le entregue a su amigo Francisco
100 duros, que este ponga 200 y se los entregue a quien él sabe con la carta
presente, para que esta vuelva a sus manos; y si la entregasen a la Autoridad,
que nada hay entonces que hablar; que hagan lo que mejor les parezca, ya
están advertidos para que no se quejen de lo que pueda suceder; pues él no se
llevará chasco de lo que suceda, está a todo; terminando el Espés la carta con
las palabras, o la guerra o la paz. Francisco Sánchez y Lucas Quílez
escribieron a Juan Espés ofreciéndole 50 duros, pero en la maña del 2 de enero
de 1892, se presentó Ramón Aznar, el Aragonés, en casa de Quílez, por encargo
de su cuñado Juan Espés diciéndole que iba por los 300 duros y con orden de
este de no recibir cantidad menor; llamado D. Juan Francisco Sánchez entregaron
al Aznar 875 pesetas el Sánchez y 500 pesetas el Quílez, presentándose entonces
la Guardia Civil y detuvieron al Aznar con las cantidades dichas ya en su
poder. Días más tarde será detenido el Greñicas.
“El
éxito coronó el esfuerzo de todos. La villa de Montalbán y sus habitantes, la
comarca entera y la provincia de Teruel están de enhorabuena. El juzgado
procede sin tregua ni descanso en la formación del sumario, que será extenso y
laborioso, dada la no vulgar inteligencia de los bandidos. Se ha telegrafiado a
las autoridades superiores. Merece plácemes la benemérita guardia civil, el
juzgado y las autoridades de Montalbán.”
Pero
no tardaría en llegar el primer intento de fuga un mes después. Fueron
trasladados a la prisión de Teruel y juzgados por robo. Juan Espés fue
condenado a 34 años, y su cuñado a 16 años y dos meses. En esta prisión
protagoniza un segundo intento de fuga. En 1894, mientras era trasladado a la
prisión de Melilla, se fuga de la cárcel de Almadrones siendo capturado, aunque
vuelve a fugarse del penal de Melilla el 4 de octubre de 1895.
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