A Manuel Vizuete le desaparece el reloj... 12 de julio 1964

Notó que le faltaba el reloj después de salir del trabajo. 

Antes, los medios de comunicación, en la sección de "sucesos" recogían noticias que hoy no consideraríamos como tales y que releemos en tono de humor. Sin embargo, antes, la desaparición de una cartera o un reloj, además de lo deplorable del hecho, tenía una mayor trascendencia que ahora porque, por ejemplo, un reloj valía mucho dinero y consumía una buena parte de los ahorros del propietario. En este caso, Manuel Vizuete Murillo pone en conocimiento de la benemérita la desaparición de su reloj de pulsera, valorado en más de 1000 pesetas, que había colgado en su guardarropas mientras se duchaba tras su jornada de trabajo. El reloj, entonces, acompañaba el devenir diario con modelos de pulsera, de bolsillo, de sobremesa, de pared, de cuco, y un largo etcétera en el que no faltaba el despertador que marcaba las madrugadas de los mineros.