Diccionario de insultos en Escucha y Valdeconejos
...Por eso, no deberíamos
llamar a nadie fachoso para
referirnos a alguien desgarbado o descuidado. También podemos dirigirnos al
presuntuoso y arrogante como fanfarrias
o fanfarrioso, parecido al
fanfarrón, por cierto, apodo con el que conocemos a nuestros vecinos de
Montalbán. Similar era el tratamiento de farruco,
chulo, altanero o presumido, al que se conocía también como farute que también se aplicaba al
embustero. Todos ellos eran, podríamos decir, unos flamencos o arrogantes. Si insultamos a todos nos convertimos en
unos faltones, ya que no respetamos
a los demás y no entendemos que podemos herir su sensibilidad; por ejemplo, al
feo, que bastante desgracia podía tener, encima se le tachaba de feusco, con retintin. Tampoco se
libraba de los “piropos” la mujer y se decía figa o figón a la que
era un poco perezosa o tranquila.
"Cuentos baturros" de T. Gascón (Tomo tercero) |
Farandulero se llamaba al juerguista, al que salía mucho y, también, al que era un poco payaso, divertido, al que vivía en el mundo de la farándula. Ninguna culpa tenía el que tartamudeaba un poco, que hablaba o pronunciaba mal y, sin embargo, se le decía farfalloso o farfullas. Farinetero no era aquel a quien gustaban las farinetas con locura, sino a uno entrometido y manipulador; alguien le tildaba de fazineroso. Falso se decía del cobarde o alguien de quien no te puedes fiar y en esta misma categoría entraría el farolero, el que es poco serio y cuenta cosas que no puedes creerte. Y si a alguien se calificaba de fino, en sentido peyorativo, se refería a que era malo, mentiroso, o que no se quedaba nunca atrás, de cuidado.
"Cuentos baturros" de T. Gascón (Tomo tercero) |
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