Romería a la ermita de San Just... 23 mayo 2021
La ermita está situada en el término municipal de
Cuevas de Almudén, valedor del lugar y de los santos, también el principal
mantenedor de esta tradición, si bien las fincas pertenecían a Escucha,
repartidas en “suertes” entre varios propietarios, el mayor de ellos Balduque,
aunque finalmente se vendieron a Patrimonio.
Desde Escucha se partía en procesión y se subía
andando o con caballerías. Arriba, volvía a formarse la procesión con la cruz a
la cabeza con el cura y monaguillos vestidos oficialmente, seguidos de los
feligreses. Eran recibidos por unos representantes de Cuevas de Almudén, se
saludaban cruces y se llegaba a la ermita. Allí se celebraba la misa que
constituía el acto central de la conmemoración.
Cada pueblo tenía su zona de acampada que se respetaba
siempre y allí se comía (los de Escucha iban junto al puente “romano”). También
se bebía, algo más de lo habitual, y se jugaba o se cantaba hasta la hora del
regreso. Algunos años en que hubo mucha niebla o lluvia, se comió en los
corrales del “Mojón”. También la niebla, en ocasiones, desorientó a alguno de
los peregrinos que pasó varias horas perdido.
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La ermita está situada en el término municipal de
Cuevas de Almudén, valedor del lugar y de los santos, también el principal
mantenedor de esta tradición, si bien las fincas pertenecían a Escucha,
repartidas en “suertes” entre varios propietarios, el mayor de ellos Balduque,
aunque finalmente se vendieron a Patrimonio. Desde Escucha se partía en procesión y se subía andando o con caballerías. Arriba, volvía a formarse la procesión con la cruz a la cabeza con el cura y monaguillos vestidos oficialmente, seguidos de los feligreses. Eran recibidos por unos representantes de Cuevas de Almudén, se saludaban cruces y se llegaba a la ermita. Allí se celebraba la misa que constituía el acto central de la conmemoración. Cada pueblo tenía su zona de acampada que se respetaba siempre y allí se comía (los de Escucha iban junto al puente “romano”). También se bebía, algo más de lo habitual, y se jugaba o se cantaba hasta la hora del regreso. Algunos años en que hubo mucha niebla o lluvia, se comió en los corrales del “Mojón”. También la niebla, en ocasiones, desorientó a alguno de los peregrinos que pasó varias horas perdido. |
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