jueves, 19 de noviembre de 2020

  Diccionario de insultos en Escucha y Valdeconejos

Estos son algunos de los "piropos" que se echaban nuestros abuelos de Escucha y también de Valdeconejos, son palabras que muchos/as jóvenes de hoy no sabrán lo que significan. Hoy traemos algunos "palabros" con la letra "E". 
(Selección realizada de la publicación "Insultar en Aragón" de Pascual Miguel Ballestín)

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Tanto en Valdeconejos como en Escucha siempre ha habido algún echau palante, que solía ser un poco chulo y prepotente, estirau. No era lo mismo el embolicador o marrullero que, en ocasiones, te echaba un par de mentiras por lo que se tildaba de embusteracho o embrollón. Eran listos, en general, espabilaus, nada que ver con el empanau o encantau, algo absorto o ido; pero si se lo decías a la cara se ponía enfurrucau, o enfurruñau, en fin, que estaba enfadado o entufau.  No eran estos malas personas, como no lo era el que iba empinau, empipau o entrompau, solo que le gustaba un poco el vino.

 

Si uno estaba tirado, sin ganas de nada, estaba empanchurrau, lo contrario del enzecau o enzenegau que se obsesionaba por cualquier cosa. Eso hacía el emperifollau, que se adornaba en exceso, algo engreído, distinto al emporcau, que andaba sucio y desarreglado como el espantajo, (aunque también se refería al fantoche, al inútil o al falto de criterio). Entre los descuidados se hallaba el escamisau y si iba hecho un desastre se le tachaba de ezeomo.

Físicamente, el flaco era endengle, enclence o escuchimizau. También se les llamaba a los pobres esmirriaus o espanaus, o espindargos si además eran altos y sin traza.

En cuanto a la forma de ser, partiendo del hecho de que nadie somos perfectos, nos encontramos con  el enredador o enredón, incordiadores sin descanso en la escuela. El estalentau ponía poco juicio en las cosas que hacía, parecido el estarifau. Escocau era el mal hablado o descarado y esgarramantas, el juerguista e informal. En general, a todos ellos se les definía como elementos, sin ánimo de ser esageraus.

También se dedicaban piropos a las cosas: si algo estaba fofo, se decía esbofau y si un objeto había dejado de funcionar estaba esganguillau.

 

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