lunes, 19 de diciembre de 2022

La tragedia de Libourne... 19 diciembre1903

El "Greñicas pequeño" junto a Vicente Cirujeda cometen un brutal asesinato en Francia


Pablo Aznar era conocido como el "Greñicas pequeño", sobrino de Juan Espes, el Greñicas, quien atemorizó estos años pasados a los vecinos de Montalbán y pueblos de los alrededores. Pues su sobrino, en compañía de Vicente Cirujeda, ambos de Montalbán, mataron a un matrimonio de españoles, residentes en el pequeño pueblecito de Gratecap, Francia, y a su hijo de 5 meses, después de robarles. Esta familia les había acogido, durante unos días y les había dado trabajo, por ser españoles; antes trabajaban en Burdeos, en los muelles, y la huelga allí les llevó a buscar trabajo en la campiña. Así se lo pagaron y de esta manera agradecieron su hospitalidad. Muchas páginas llenó en prensa lo que se denominó "la tragedia de Libourne", distrito donde acaeció el macabro suceso, y que tuvo lugar el 24 de abril de 1902; por estas fechas se celebraría el juicio en Bilbao, donde fueron capturados. Tan mala fama llevaba "el Greñicas" que se amenazaba a los niños, si se portaban mal, con que vendría "el Greñicas" y se los llevaría. Pero el sobrino, después de este hecho tan miserable, deja al tío mayor en un santo de la caridad. Ni que decir tiene que fueron condenados a muerte.


Según los artículos del diario republicano El País, firmados por Pablo Garrote, el terrible crimen de la denominada “Tragedia de Libourne” fue cometido por Pablo Aznar Espés, alias el Greñicas pequeño, de 26 años de edad, y Cayetano Vicente Cirujeda Martín, el Churro, de 31 años de edad, ambos de Montalbán. Vicente Cirujeda había sido procesado a los 17 años de edad por fratricidio (mató de manera involuntaria a su hermano de 15 años) y después por amenazas de muerte y otras por lesiones cumpliendo en el penal de Mora de Rubielos y Teruel. Pablo Aznar era hijo de la hermana de Juan Espés, el Greñicas, y, por tanto, sobrino de este.

Este crimen fue perpetrado la noche del 24 abril de 1902, en Gratecap, circunscripción de Libourne (Aquitania-Francia). Fueron detenidos en Bilbao y allí juzgados, siendo condenados a muerte.

En Gratecap, vivían Pedro Gracia con su esposa, Concepción Supervia y el hijo de ambos, un bebé llamado Edmundo de 5 meses de edad. Eran de nacionalidad española y estaban dedicados en Francia a trabajos de agricultura y horticultura.  Por la condición de ser españoles amparaban y protegían a sus compatriotas, protección que dispensaron a Pablo Aznar, proporcionándole trabajo y vivienda cuando estuvo en dicho pueblo. Este había llegado tras decretarse la huelga en los muelles de Burdeos donde trabajaba; les dio  trabajo dos días y regresaban a Burdeos cuando gastaron todo su jornal, volvieron a casa de Pedro diciéndole que habían perdido el tren.

Aznar y Vicente recordaron que en una ocasión oyeron hablar a Pedro Gracia del dinero que guardaba su mujer. Después de cenar, se entretuvieron jugando a la baraja, al tute, con el dueño y se despidieron porque madrugarían para partir temprano. A las dos de la madrugada se levantaron de la cama, subieron a la habitación en la que se encontraba Pedro Gracia, su mujer e hijo, y acometiéndolos con navajas, dieron muerte a los tres en el acto. La agresión de los esposos se hizo cuando dormían. Pedro Gracia fue degollado recibiendo de los procesados 31 puñaladas en todas las partes del cuerpo, algunas de ellas en la región glútea cuando estaba muerto y boca abajo. Asimismo, Concepción Supervia fue degollada, recibiendo 12 puñaladas en todas las partes del cuerpo. El niño también fue degollado, recibiendo ocho puñaladas, todas ellas en el cuello, después de que se despertara cuando los criminales intentaban enterrar los cuerpos de sus padres. Cometidos estos crímenes, los dos procesados se apoderaron, de dos billetes de 50 francos cada uno, una moneda de oro de 10 francos y algunas alhajas de escaso valor.

De allí fueron a Burdeos donde esperaba la mujer de Cirujeda, embarazada, un hijo suyo y la amante de Aznar, Margarita Jurado, desde donde partieron a Bilbao siendo detenido Vicente Cirujeda y días después Pablo Aznar, que trabajaba de peón con el supuesto nombre de Nicolás Martín.

En la cárcel de Bilbao recibieron la visita del ilustre novelista y diputado de la minoría republicana D. Vicente Blasco Ibáñez, que se encontraba en la ciudad ilustrando usos y costumbres para su próxima novela El intruso (que relata la vida de un médico minero en Bizcaia a principios del S. XX), con ellos entabló conversación.


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