Ayer dejamos constancia de la fatalidad de las minas, que tantas vidas se han cobrado en Escucha. A esto hay que añadir multitud de accidentados entre los trabajadores del carbón, algunos leves, pero otros muchos graves. Las empresas mineras, según la regulación minera, debían comunicar los accidentes ocurridos en sus minas: contusiones, roturas, golpes o aplastamientos eran habituales en el día a día de la labor cotidiana del minero, lo que demuestra la peligrosidad de su trabajo.
Se editaron folletos con consejos para reducir la accidentabilidad
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