domingo, 18 de octubre de 2020

 Diccionario de insultos en Escucha y Valdeconejos

Estos son algunos de los "piropos" que se echaban nuestros abuelos de Escucha y también de Valdeconejos, son palabras que muchos/as jóvenes de hoy no sabrán lo que significan. Hoy traemos algunos con la letra "D".
(Selección realizada de la publicación "Insultar en Aragón" de Pascual Miguel Ballestín)

En ocasiones, los insultos recaían sobre las personas sin que estas tuviesen culpa, por ejemplo, de su condición física; qué pecado cometía el que era esquelético y de pocas carnes, al que se tildaba de delgadurrio. Peor era si a uno le decían defesio o adefesio, mal formado, condición  que este, seguramente, no habría elegido o el desdentau, que bastante tendría con lo suyo. A veces uno se encontraba desganau, desanimado, apático o inapetente, cercano al desmadejau, de aspecto debilitado. Una variante de esta palabra era desbalejada, referido a la mujer desgarbada y de mal tipo. Y qué vamos a decir del dormillón cuya única falta era que el placer de dormir en exceso; y ¿qué culpa tendría el duro de mollera? … qué más quisiera él que ser listo y rápido en los aprendizajes. Normalmente a todos estos perfiles se les presumía de desgraciaus, como personas que tenían muchos problemas o dificultades, aunque este insulto también se refería a aquel que es poco amigo o mala persona.

Otra cosa distinta es cuando uno era un desastrau, descuidado o desaliñado; algo parecido al dejau, aquel que se abandonaba y no se cuidaba nada; puestos en lo peor, se le llamaba desecho al inútil que no valía para nada. En cuestiones del carácter el desaborío era esa persona desabrida, huraña, vamos que era un soso y un desagradable. Al que tenía poca gracia se le tachaba de desustanciau.


Al que ahora es muy autónomo, antes se le decía desapegau, alguien que se relacionaba poco o nada con su familia o su pueblo. Descarau define al caradura, al maleducado. Si uno era muy malo se le decía diablo o demonio. No era de tal calaña en destalentau, el de poco seso, sin juicio, que hacía las cosas sin pensar y al que era un poco palurdo o cateto se le apellidaba destripaterrones. Donpreciso era ese vecino del pueblo que se consideraba imprescindible en todo y disoluto era conocido el tragón y muy goloso. Y acabamos con una perla que se dirigía a la mujer cuando se le decía dominanta, que hacía referencia a la que le gustaba dominar, mandar y gobernar.







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